Si mencionamos la palabra calabaza lo normal es que venga a tu mente el típico fruto naranja de forma redondeada y dimensiones considerables. Quizás con más influencia de las series norteamericanas o incluso seas incapaz de visualizarla sin las típicas tallas de Halloween. Sin embargo, ese tipo no es más que la punta de un iceberg compuesto en sus profundidades por una infinidad de formas, tamaños, colores y sabores. Más pálidas, irregulares, verdes, ovaladas… Sin hacer de menos a todas las que se quedan en el tintero, aquí tienes cinco tipos de calabaza que te sorprenderán.
Cidra
La cidra es una calabaza con complejo de sandía, quizás no es la definición más científica pero sí la más gráfica. Esto lo decimos por su color verde moteado con tonos blancos. Es una calabaza de invierno cuyo uso principal se limita a la preparación de dulces y confituras, fundamentalmente para elaborar cabello de ángel. Su interior es muy jugoso y filamentoso, además, posee un intenso dulzor y una textura densa, ideales para su cocción y utilización en conservas azucaradas.

Calabaza cacahuete
La calabaza cacahuete o violín deja poco a la imaginación con su nombre, pero por si no te haces una idea, posee una forma similar a la de una pera con una estructura alargada y una base más ancha. Su piel es más fina que la de otras variedades y goza de un tono crema anaranjado algo pálido.
Dispone de una textura cremosa con un sabor dulce, lo que la convierte en un aliado de gran valor tanto para preparar cremas y purés como para añadirla como ingrediente de repostería. Sin menospreciarla a modo de acompañamiento de guarnición.
Cucurbita máxima
Igual el nombre despista, pero la denominación más rara de esta lista esconde la calabaza más clásica. Probablemente la más famosa, llegando a protagonizar la portada de Halloween de Carpenter así como el imaginario colectivo de más de un país. Necesita pocas descripciones físicas, pero cuenta con una apariencia redondeada, así como una piel gruesa y surcada. Súper versátil, igual se emplea en un puré, como en pasteles, guarniciones, al horno, hervida, rehogada…
Patisson
La calabaza patisson o bonatera es una de las más llamativas de esta clasificación. Sus formas aplanadas y similares a las de estrellas le han ganado un hueco no solo en nuestros estómagos, sino como elemento decorativo. Estos cultivos, de pequeñas dimensiones, se encuentran en una gran variedad de colores, el más representativo suele ser el blanco, pudiendo presentarse en tonos verdes, anaranjados o amarillos.
Se pueden utilizar para purés, hornear, hacer a la parrilla, rellenas… Las posibilidades son muchas, manteniendo en todas unos niveles bajos de calorías así como un buen contenido de vitaminas C, B1, calcio, hierro y fósforo.

Calabaza del peregrino
Vinatera, valenciana o del peregrino, muchos nombres y un aspecto único. Su forma es variada, alargada como una porra o achatada y con una división profunda que da lugar a una forma de botella con una panza ancha. Su corteza oscila entre el verde y un naranja amarillento mientras que la pulpa del interior es de tono blanquecino. Se reconoce popularmente por su uso como cantimplora una vez que se ha vaciado y secado.