El contenido calórico y de grasas de los frutos secos han sido dos estigmas con los que han tenido que cargar estos alimentos desde hace mucho tiempo. Si bien es cierto que poseen un alto contenido en grasas y unas 160 o 180 kcl por cada 100 gramos, es necesario analizarlos desde cerca para ver realmente cómo de perjudiciales son estas características y cuáles son los beneficios que trae en su contrapartida.
Si quieres leer la etiqueta, léela entera, las grasas que contienen estos productos son fundamentalmente monoinsaturadas y poliinsaturadas, de modo que se trata de la versión “buena” de las grasas vacías que sí consumimos con otros alimentos. Además, el aporte calórico de los frutos secos no es algo grave siempre y cuando no excedamos la recomendación de un puñado al día. Todo esto por no hablar de su contenido en vitamina E, vitamina B y otros minerales como el calcio, fósforo y potasio. Todo ello hablando, como no podría ser de otra manera, de frutos secos al natural, nada de baños de sal o frituras innecesarias.
A pesar de ser beneficiosos de forma general, los valores de cada variedad condicionan
para qué son mejores unos frutos secos frente a otros:
Fortalecer los huesos
Incluir en nuestra dieta alimentos ricos en
calcio, magnesio u omega 3 es imprescindible para fortalecer los huesos y evitar así dolencias en las articulaciones, fracturas o incluso osteoporosis. Las
avellanas son un potencial aliado debido a su gran aportación de calcio, además son ricas en vitamina E que tiene efectos antioxidantes. Las
almendras o los piñones también son ricos en calcio y en el caso de los piñones también destaca la presencia de Zinc que favorece la fijación del calcio en los huesos y su desarrollo.
Cerebro y memoria
De manera general, los frutos secos contribuyen a prevenir enfermedades antiinflamatorias, lo cual incluye algunas neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson. Por si fuera poco, previenen la oxidación de células, que suelen llevar al envejecimiento prematura.
Las
nueces, que son una fuente de ácidos grasos omega 3 y 6, esenciales para el correcto funcionamiento neuronal y del sistema nervioso. Los pistachos son fundamentalmente ricos en antioxidantes como el resveratrol, que combaten enfermedades neurodegenerativas y accidentes cerebrovasculares.
Por si fuera poco,
inciden también en nuestro estado de ánimo variedades como las almendras que activan la producción de dopamina, adrenalina y noradrenalina ayudando a combatir el estrés y la ansiedad o
los anacardos, que disponen de triptófano, importante en el proceso de síntesis de la serotonina.
Ojos y vista
Las vitaminas y minerales de los frutos secos benefician a nuestra vista, además, las propiedades antioxidantes de los mismos ayudan a
reducir la degeneración macular asociada a la edad. En el caso de las
almendras la vitamina E ayuda en el detrimento de dicha degeneración, así como las avellanas, que colaboran luchando contra el estrés oxidativo de nuestras células y reduce la posibilidad de desarrollar cataratas. Por su parte, los
pistachos también previenen de la ceguera derivada por la edad gracias a sus antioxidantes que protegen los tejidos de su degradación natural por la vejez.
Hipertensión arterial
Pequeños cambios en nuestro estilo de vida pueden hacer que nuestros valores de presión arterial mejoren para evitar así problemas cardiovasculares: Hacer deporte, reducir el consumo de sal, mejorar el descanso… Como era de esperar existen algunos frutos secos que también son idóneos.
Las nueces, almendras, avellanas y pistachos pueden presumir de grasas positivas que ejercen como antiinflamatorias. Además, sus nutrientes antioxidantes disminuyen el colesterol en sangre controlando en mayor medida nuestra presión arterial.
Trastornos gastrointestinales
El estreñimiento puede causarse por múltiples razones, aisladas o combinadas entre sí, como la deshidratación o los cambios drásticos en la alimentación. Uno de los factores que incide en nuestra flora es el consumo de fibra que, si es insuficiente puede promover que no evacuemos como nos gustaría. Los pistachos seguidos por las nueces son los frutos secos que mayor porcentaje de fibra poseen y por lo tanto, más previenen estos problemas si se introducen en nuestra dieta diaria.