Todos los meses la misma historia, vas a la comprar con o sin lista y siempre hay algún artículo de más que se nos cuela en el carro. Los dulces que se le antojan a los peques, los packs de tres por dos que salen más económicos o las ofertas al peso que hacen que cantidades mayores nos resulten más baratas. El resultado final no es únicamente unas bolsas enormes que cercenan nuestros dedos y unas agujetas de campeonato, sino unos cajones y baldas hasta los topes en el frigorífico. El congelador suele ser el apoyo que se queda con todo lo que no admite su compañero, pero ¿Seguro que sabes qué verduras son aptas para congelar?
Si juntamos las lechugas que se nos ponen malas porque usamos un par de hojas y el resto se queda eternamente en la nevera probablemente podríamos hacer la ensalada más grande del mundo. Suma y sigue con otras tantas hortalizas que se quedan esperando a ser consumidas para siempre y terminan en el vertedero. Una estrategia sensata para evitar esto es congelar de forma adecuada aquellos productos que lo permiten. Ya va siendo hora de que el pollo y la ternera dejen de monopolizar el uso del congelador y dejen espacio a sus compañeros de la huerta.
La zanahoria
Las
zanahorias toleran bien el congelador, pero es aconsejable
someterlas previamente no solo a una limpieza, sino a un proceso de blanqueamiento. Esto se consigue con una
rápida cocción al vapor o, en caso de cocerlas con agua, asegurarnos de que luego las secamos por completo. Después de esto, queda lista para congelar. Lo ideal es también trocearla y almacenarla en un recipiente con unos centímetros de espacio hasta la tapa por si aumenta su tamaño al enfriarse.
La cebolla
En este caso no es necesario blanquearlas previamente y puedes congelarlas tanto enteras como troceadas. Siempre optamos por la segunda opción si sabes en qué vas a emplear el producto para ahorrar espacio, pero la elección es tuya. Ten en cuenta que es una alternativa que nos da más margen para mantener en buen estado la comida, pero sus propiedades también se ven afectadas si excedemos mucho ese periodo de tiempo. Pudiendo, en este caso, reducirse la intensidad del olor de las cebollas con el paso del tiempo.
Brócoli
De nuevo,
no es necesario someter al brócoli a un blanqueamiento, pero sí necesita un lavado previo, además de secarlo perfectamente.
Berenjenas
La
berenjena sí es un poco más exquisita que el brócoli y deberías
blanquearla antes de congelarla. Ten en cuenta para según el plato al que van destinadas las verduras es mejor guardarlas de una forma u otra. De por sí, como os comentábamos antes, los alimentos ven alteradas algunas cualidades tras la congelación, por eso mismo es preferible
congelar las hortalizas que vayas a cocinas antes que las que pretendas consumir en crudo. Partiendo de esa base, haz rodajas las berenjenas si planeas hacerlas a la plancha o guárdalo por mitades para abrirlo y rellenarlo posteriormente.
Repollo
El
repollo crudo también puede congelarse sin problema. Es preciso hervirlo previamente y secarlo, pero tras esto,
podemos introducirlo en una bolsa al vacío y directo al congelador. Sácalo con tiempo y repite el proceso que hicimos antes de refrigerarlo y estará listo para consumirlo.